Las mujeres de Herrera al alcalde de Donostia-San Sebastián

2008, 31 de Julio

Mujeres de Herrera

Las que firmamos esta carta somos mujeres muy diferentes. Como sucede en cualquier parte de la ciudad, somos diferentes en nuestro pensamiento religioso y político, así como en nuestras preferencias sexuales. Pertenecemos a familias diversas: las hay venidas de otras comunidades autónomas, otras son autóctonas y también las hay “mestizas”. Si bien a todas nos han educado para que seamos las responsables fundamentales del cuidado familiar, unas somos abuelas y madres y otras somos y seremos hijas y nietas exclusivamente. Entre nosotras hay quienes atendemos de manera exclusiva la casa y la familia y otras, en cambio, le dedicamos a este trabajo menos tiempo y esfuerzo; aunque generalmente bastante más que nuestros congéneres hombres. Igualmente nos hacen diferentes nuestros empleos, salarios y pensiones, aun cuando, en términos generales, son más escasos y precarios que los masculinos.

Las que vivimos en el barrio desde la década de los sesenta, recordamos cómo comenzó el deterioro urbano. La especulación y el sistema político autoritario de la época hicieron de Herrera un espacio saturado de carreteras y carente de los mínimos equipamientos sociales. Hoy día, cuando esperábamos que el Plan Especial de Reordenación Interior (PERI) mejorara esta situación histórica de abandono, volvemos a padecer otro proyecto urbanístico agresivo. La construcción en cuestión es una gigantesca carretera volante que discurrirá, precisamente, por el centro del barrio. Medirá 20 metros de ancho y transcurrirá pegada en paralelo y a media altura del puente del ferrocarril. En su recorrido pasará 10 metros escasos de algunas de las viviendas de Txingurri. Su parte inferior llevará adosado un inmenso y amenazante acueducto de hormigón de más de 2 metros de alto. El paso a pie de un lado al otro del barrio deberá realizarse por debajo del vial-acueducto y a través de un largo y oscuro pasadizo peatonal de solo 2,5 metros de alto.

Para mostrar nuestra inconformidad, todas nosotras, a pesar de nuestras diferencias, estamos acudiendo a las concentraciones que convoca Herripe los viernes de cada semana desde hace más de 5 meses. Y nos solemos encontrar en medio de la carretera N-1 o en las mismas puertas del Ayuntamiento, preocupadas, intentando mantener alguna esperanza en torno a nuestro derecho a la calidad de vida y al desarrollo sostenible. También hemos puesto banderolas verdes en nuestras ventanas y balcones,  hemos firmado alegaciones a los planes del Ayuntamiento y apoyado solicitudes para presentar una moción en el pleno municipal. Del mismo modo hemos apoyado la petición de mediación al Ararteko, así como una propuesta alternativa presentada por Herripe y realizada por los arquitectos Koldo Tellería e Iger Iñarra.

Lamentablemente, desde hace 2 meses que se hizo pública dicha propuesta, venimos observando una aceleración significativa del ritmo de las obras. Pareciera que las autoridades municipales hubieran emprendido una perversa competición contra el vecindario, en lo que creemos es un intento de justificar acciones urbanísticas poco acertadas por la vía de los hechos consumados; en vez de estudiar cuanto antes la posibilidad de encontrar una solución razonable y satisfactoria para todos. Ante esta triste situación, nos hemos decidido a transmitirles públicamente estas reflexiones sobre nuestra vida cotidiana.

Como nosotras, ustedes saben que son escasos los progresos masculinos, así como institucionales y empresariales, en torno a la corresponsabilidad del cuidado de la familia y las tareas domésticas. Por lo tanto, continuamos siendo las mujeres las que realizamos la mayor parte de este trabajo no remunerado. Muchas de nosotras lo compatibilizamos con nuestra participación en el mercado laboral en condiciones muy desiguales respecto al empleo de los hombres. En el espacio urbano esta situación discriminatoria se expresa en que somos las mujeres quienes más nos movilizamos a pie, realizando numerosos trayectos cotidianos de proximidad como acompañantes habituales de menores y personas adultas dependientes; y somos las usuarias por excelencia del transporte público.

Así las cosas, si se construye el vial-acueducto las mujeres de Herrera y de otros barrios colindantes seremos las más afectadas. Estaremos obligadas a pasar por debajo de esta carretera varias veces al día, en el agitado ir y venir en torno a lugares relativamente cercanos a nuestras viviendas (el centro de trabajo, la ikastola o la escuela, las tiendas, el parque, las paradas de autobuses, las estaciones del topo y del tren, etc.). Para evitar la amenaza de esa inquietante estructura pendiendo sobre nuestras cabezas, cruzaremos rápidamente el mencionado pasadizo. Cuando sea de noche -seamos abuelas, madres, hijas o nietas-, pasaremos aún más apresuradas porque los grandes pilares de hormigón serán puntos “calientes” que nos harán sentir la amenaza de las agresiones sexuales. Además, tendremos que estar pendientes de las consecuencias del tráfico rodado en la higiene de la casa y la salud de nuestra familia, dado que el ruido, el polvo y la contaminación del aire se nos colarán en la sala, en la cocina, en las habitaciones.  Finalmente, sentiremos la pérdida del único patrimonio histórico que nos dejaron en Herrera, puesto que la calidad arquitectónica del puente del tren quedará oculta tras esta mostrenca obra carente de cualquier pretensión estética o cultural. Y así, mucha gente joven de Herrera seguirá buscando lugares de encuentro y ocio lejos de este barrio cada vez más suburbial.

Las más adultas de quienes suscribimos esta carta, no fuimos consultadas sobre las pésimas intervenciones urbanísticas realizadas décadas atrás en Herrera. El autoritarismo político de aquellos momentos no estimaba necesario preguntar -mucho menos a las mujeres-, sobre cómo afectaba a nuestra vida cotidiana este tipo de decisiones públicas. Sin embargo, queremos pensar que cuando las mujeres de un barrio hacemos tantos esfuerzos en la defensa de propuestas serias como la de Herripe, actualmente cabe la posibilidad de que los equipos técnicos y políticos municipales, forales y autonómicos implicados, las estudien y discutan con quienes las defendemos. En definitiva, queremos mantener, Sr. Alcalde, la esperanza de que somos capaces -instituciones y ciudadanía- de mejorar las experiencias de debate y participación democrática teniendo en cuenta la voz y las necesidades de las mujeres.

Herrera-Altza, 23 de julio de 2008.

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1 comentario

  1. marian morales merino

    mi ama estudio contigo que gracia y yo yo estoy con una mujer que se yama Mercedes es la directora de modas guipuzcoa que estoy en Euromodabasque en el Antiguo haciendo cursos con el paro.

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