Sobre un incidente en tiempos de guerra y peste

2020, 13 de Abril

Iñigo Landa Ijurko

azalaEn estas fechas vacacionales en las que más de uno teníamos previsto viajar y nos hemos tenido que resignar al confinamiento, la lectura de libros como este al que nos vamos a referir anima a trasladarnos a escenas de tiempos pasados, y recorrer algunos lugares cercanos a casa con la curiosidad del viajero. Se trata del diario de un joven viajero alemán que transitó por nuestros caminos hace poco más de quinientos años, en unas circunstancias que pueden tener cierta similitudes con las actuales. La sospecha, además, de que el incidente que vamos a extraer del diario, en el que los viajeros serán interceptados por un grupo de labradores encabezados por el alcalde y un clérigo bajo la sospecha de ser espías ingleses,  muy bien hubieran podido haber tenido lugar en suelo altzatarra, lo hace aún más sugerente.

El 14 de mayo de 1599 dos jóvenes alemanes Diego Cuelbis y Joel Koris, acompañados de un criado asturiano, cruzaron el Bidasoa para realizar un viaje a lo largo de la península. Los detalles del viaje los dejó recogidos Cuelbis en un diario que publicó tras su regreso, en Amberes, a partir de notas escritas por el camino. El diario lo conocemos gracias a Julio César Santoyo, quien encontró el original en el Museo Británico de Londres. Santoyo publicó la parte correspondiente a los tramos gipuzkoano y alavés, junto con la transcripción, en 1972, en el libro que lleva por título “Dos alemanes en Vasconia. Mayo de 1599″ (1), del que nos vamos a servir.

La ruta que van a tomar es la del camino real de postas que, partiendo de Irun, les llevará a través de San Adrián al interior peninsular. La primera jornada, por tanto, arrancará en Irun, pasando a continuación por Oiartzun y llegar a Hernani, donde harán noche:

“Aqui pasamos à la noche. Es una uilla pequeña cercada de muros; Se Guardauan entonces por amor de la peste y otro mal contagioso. Junto à la puerta de la villa esta un horologio à la mano drecha loqual par artificio bate conun martillo un hombre armado; la posenta estaua fuera de la uilla.”

El “mal contagioso” al que hace referencia es la peste bubónica que asoló la costa atlántica entre 1597 y 1599. Fue una peste terrible en la que, solo en Pasai Donibane, por ejemplo, murieron 364 personas entre julio de 1597 y enero de 1598, el 45% de la población; la peor de su historia. En las fechas en las que nuestros viajeros están cruzando Gipuzkoa los efectos de la epidemia (hambre, enfermedad, miedo…) están aún presentes, así como la propia peste que aún dará su último coletazo ese verano en Azkoitia.(2)

A pesar de todo ello, los jóvenes no se amilanan y el deseo de conocer les puede. En el diario, como si de una guía de viajes se tratara, completan la descripción del recorrido con informaciones de lugares destacados cercanos, como Hondarribia, Errenteria, Donostia y Pasaia. Esta última, con sus naos y galeones, es la que más atrae la atención de ellos, y a la que le dedicarán su segunda jornada:

“Le quinze dias del Mez May, boluiendo nos otros à la mañana, atraas para yr a la Passaye y mirar à los nuevos Galones de la Guerra, de quien dezia el mesonero marauillas,…

En esos años España se encontraba en guerra con Inglaterra (1585-1604), guerra en la que se produjo el famoso desastre de la Armada Invencible en las costas irlandesas. Entre tanto, en la bahía de Pasaia, en Lezo, concretamente, el general Urquiola dirigía la construcción de tres galeones para la armada del rey. Una cuestión de estado y actividad “esencial”, como se diría hoy, que movilizaba a cientos de trabajadores necesitados de avituallamientos y alojamiento, y que había que mantener a toda costa a pesar de la peste.(3)

hernani-2

El relato del diario continúa describiendo el incidente que ha motivado estas notas, y que dice así:

“…y haziendo creer [el mesonero] à nosotros que pudiessemos andar alli seguro y sin miedo ò peligro: Pero despues auiendo passado aquell rio que llama Brunço [Urumea] y va à Sant Sebastian, y subiendo un poco arriba de la montaña, de contino se descubre mucha gente atras dando bozes: Nos otros no sabiendo nada que querrian, Guardamos un poco hasta que llegauan, y eran algunos labradores y aldeanos el alcalde del aldea y el Clerigo: los quales monstrando la vara de Justitia preguntauan que gente essemos de quel estado y officio y que negocios tienimos para aqua; y si no harto recado truxessemos de nuestra tierra que con liciencia de nostros superiores fuyrimos para las España y otras infinitas curiosidades, dando à nos otros expressemente entender que tuviessen opinione de ser Ingleses y traydores, y por esto querian primieramente tormentar my criado. el Asturiano rispondiò que el era Español viniendo agora de Flandres y nos otros Estudiantes Allemaneses, que quisieren yr à la Corte del Rey de España por son seruicio, y hablar à nuestros parientes que vinieron con la Reyna de España donña Margarita de Austria: Pues el Clerigo comminçio à hablar latin y preguntar la causa de la nuestra viaje, aquil respondio Yo que essemos concertado para yr à Salamanca y estudiar alli por qualque espacio; muestrando las chartas de cambio adereçadas à los Mercaders Allemaneses en Lisboa y Seuilla: de manera que auiendo nos otros razon dexaron nos otros passar libremente nuestro camino.”

Sospechamos que esa escena del relato tuvo lugar en un punto del trazado del camino entre el Urumea y Herrera, en tierras y con protagonistas altzatarras. Descartamos que fueran astigarratarras porque una intervención de ese tipo habría sido realizada en nombre o por el propio señor de Murguía, noble bajo cuyo control se encontraba el camino real y el puente de Ergobia. Además, el incidente se produce “subiendo un poco arriba de la montaña“, dejando atrás la vega del río. Esto es, subiendo de Sarrueta por el camino de Marrus, para bajar por Larratxo hasta Herrera.

Manuel de Larramendi, a mediados del XVIII, hablando del Urumea, se refiere a esa ruta de esta manera: “Baja también de tierra adentro el maderamen necesario para los bajeles al puerto de Hernani, y de aquí por el río hasta más debajo de Astigarraga,  de allí por tierra hasta la Herrería del Pasaje.”(4) La memoria de esa ruta permanece viva cien años más tarde cuando el alcalde donostiarra Joaquín Ramón Echeveste en el informe con las reclamaciones por la construcción del ferrocarril del Norte alegaba: “…entre las casas de Martutene (Amara bia) y Ancieta bea, por donde vadeando el río y siguiendo por el camino de Alza, parece se hacían grandes conducciones de maderas para los astilleros de Pasajes; aunque hoy sin uso este ramal de camino, convendría salvar los derechos públicos de tránsito…”.(5)   Esta ruta que traza Larramendi aparece recogida por el historiador José Ángel Achón en la Historia de las Vías de Comunicación en Gipuzkoa, incluida en la red de “Caminos de las Repúblicas”, durante la Edad Moderna.(6)

1584-san-marcaNo sabemos si nuestros jóvenes viajeros, que demuestran estar bien documentados, llevarían consigo algún mapa del recorrido, pero muy podrían haberse servido de uno como este de Gipuzkoa, impreso, como el diario, en Amberes, en 1584, en el que sitúan Altza como San Marcial. (7)

En la tercera jornada emprenderán de nuevo el viaje. Tras cruzar el túnel de San Adrián, continuarán viaje por Burgos, Valladolid, Madrid, Toledo, Extremadura, Lisboa, Sevilla, Valencia, Barcelona y, el 8 de enero de 1600, siete meses después pasarán a Perpiñan. Nosotros, mientras, aquí nos quedamos, en casa, compartiendo caminos llenos de aventuras y conocimiento con quienes, como este joven alemán de 25 años, nos hicieron el regalo de dejar sus experiencias por escrito.

Referencias:

(1) SANTOYO, Julio César: Dos alemanes en Vasconia; Mayo de 1599. Caja de Ahorros Municipal de Vitoria, 1972.
(2) CRUZ MUNDET, José Ramón: “Una epidemia de peste bubónica: Pasajes de San Juan, 1597“. En Vasconia: Cuadernos de historia - geografía, Nº 8 (1986), pp. 9-30
(3) MURUGARREN, Luis: “La peste en Guipúzcoa (1597-1599)“. En: Boletín de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, Tomo 40, Nº 1-2 (1984), pp. 247-269 (253-254)
(4) LARRAMENDI, Manuel: Corografía de la Muy Noble y Muy Leal Provincia de Guipúzcoa. Ed. Amigos del Libro Vasco, 1985, p. 33.
(5) MUÑOZ ECHABEGUREN, Fermín: “El ferrrocarril en San Sebastián. 1851-1925“. En BEHSS, 38 (2004), p. 222.
(6) ACHÓN INSAUSTI, José Ángel: Historia de las Vías de Comunicación en Gipuzkoa II. Gipuzkoako Foru Aldundia, 1998, p. 41.
(7)Mapa de Guipúzcoa, impreso en Amberes en 1584. En: GOROSABEL, Pablo; Cosas Memorables de Guipúzcoa, t.II. Bilbao: Ed. La Gran Enciclopedia Vasca, 1972, p. 279.

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5 comentarios

  1. Javi Castro

    Muy interesante. Gracias por la explicación.

  2. joan mari irigoien

    Zorionak, Iñigo!

    Idazten hasi nintzenean, nik ez nitian datu horien berri, hik agian ere ez. Baina susmoa diat, hire datu horietan oinarrituta, elkarrekin nobela bat idazteko aukera galdu genuela. Baina denbora ez duk alferrik joaten, ez, eta horrela utzi beharko diagu kontua, ametsak betiere amets.

    joanmari

  3. Ramón

    La realidad supera a la ficción: Interesante libro.
    Un saludo Ramón

  4. Elena Arrieta Yarza

    Muy interesante y de lectura amena. Iñigo se está superando con los temas que selecciona y los detalles y explicaciones que aporta. Además nos distrae en estos días tan desconcertantes.

  5. Iñigo

    Eskerrik asko hor egoteagatik, lagunak.

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