80 años de anexión: oposición
Para terminar con la serie de artículos que hemos dedicado en 2020 al 80 aniversario de la anexión, vamos a dirigir nuestra atención a la oposición que encontró el proyecto de fusión entre la población altzatarra. Excluida la mayoría nacionalista y republicana, derrotada en la guerra, dicha oposición solo podía ser ejercida por el resto del vecindario, más o menos adepto o amoldado al régimen franquista, que vieron como su aspiración a poder expresar en una consulta popular su rechazo a la anexión fue frustrada desde el poder.
En vísperas del final de la guerra, el 25 de marzo de 1939, El diario Unidad daba cuenta de una ”Memorable sesión del Pleno Municipal” donostiarra en la que se aprobaba impulsar la fusión de algunos Ayuntamientos colindantes. En Altza, todos los intentos anteriores habían fracasado por el rechazo del Ayuntamiento (1925), o por medio de una consulta popular (1915). Pero, en esta ocasión, la implantación del nuevo régimen franquista vino a respaldar los intereses de la capital en ver satisfecha su aspiración a engrandecerse a cuenta de sus vecinos.
Una vez planteado el tema de la fusión por el alcalde Antonio Silva ante el pleno altzatarra, toda la tramitación se llevó a cabo con gran celeridad, en un corto espacio de tiempo que va del 12 de junio al 27 de diciembre de 1939.
En el seno de la corporación, las objeciones al proceso de fusión manifestadas en el pleno del 12 de junio por los concejales Domingo Arzuaga y Amadeo Merino giraron en torno a la necesidad de someter cualquier decisión al respecto a una consulta al vecindario. Asumida en principio esa condición, se designó al alcalde Silva y los concejales Victoriano Roteta y Fidel Corcuera como representantes de Altza en la comisión encargada de estudiar las condiciones de la fusión.
Transcurrido un mes, en el pleno del 12 de julio, el alcalde, preguntado por Arzuaga sobre la marcha de la comisión, informará de que ya se había iniciado la elaboración del inventario del patrimonio municipal.
Un mes más tarde, el 14 de agosto, darán inicio las operaciones de deslinde del término municipal altzatarra con San Sebastián, Pasaia, Astigarraga y Errenteria, que se prolongarán hasta el 31 de noviembre, llevadas a cabo por el Instituto Geográfico y Catastral y las comisiones nombradas al respecto por los respectivos municipios.
En el pleno del 30 de agosto, los concejales Arzuaga y Merino serán cesados y sustituidos por dos nuevos concejales, sin ninguna explicación oficial.
De este modo, -se ve que las cosas de palacio no siempre van despacio- todo estaba preparado para que el 15 de noviembre se llevara al pleno el informe de la comisión encargada en la que se recogían las bases de la fusión, bases que serán aprobadas definitivamente en el pleno del 27 de diciembre, con el único voto en contra del concejal Anselmo Zugasti, quien volverá a reclamar, en vano, la consulta al vecindario.
Antes de proceder a la votación, el secretario dio lectura a un escrito, presentado el 5 de diciembre ante la alcaldía por ciento veinte vecinos de Altza, en su nombre y como intérpretes de la voluntad de la mayoría de la población altzatarra, en el que expresaban su oposición frontal a la fusión “por estimarlo contrario a los sentimientos de la casi totalidad del vecindario y extremadamente perjudicial a sus intereses“, defendían la viabilidad económica del municipio, y auguraban que, en caso de la pérdida absoluta de la independencia, Altza pasará a “convertirse en un modestísimo barrio como sí sucedería si prosperasen las intenciones de los tres concejales“, en referencia a Silva, Roteta y Corcuera. Además de manifestar su oposición, solicitaban se decretase la celebración de un plebiscito en el vecindario.
El documento original no se encuentra en el expediente, por lo que hay que conformarse con la copia manuscrita por el secretario en el libro de actas, y que trascribimos a continuación.
“Se da lectura por mí el Secretario del escrito de oposición al proyecto de fusión de este Municipio con el de San Sebastián, único presentado en esta Alcaldía en relación con dicho proyecto, el cual lo suscriben ciento veinte personas empezando con la firma de Don Julián Trueba y terminando con la de Don Ignacio Berregui o Perregui. Dicho escrito dice literalmente como sigue:
“Sr. Alcalde Presidente del Ilustre Ayuntamiento de la Villa de Alza.
Los que suscriben, mayores de edad, vecino de esta localidad y contribuyentes en su término municipal, haciendo uso del derecho concedido por el artículo 10 de la vigente Ley municipal, formulan dentro del plazo concedido al efecto su oposición para el acuerdo de fusión adoptado por los Ayuntamientos de San Sebastián y Alza, por estimarlo contrario a los sentimientos de la casi totalidad del vecindario y extremadamente perjudicial a sus intereses.
No se nos alcanzan los motivos que hayan impulsado a la Corporación Municipal de esta Villa a proceder en la forma en que lo ha efectuado un asunto tan trascendental como es el que entraña referido acuerdo. En todo caso, consideramos que antes de iniciarse unas negociaciones que culminaran en la pérdida absoluta de la independencia de nuestro pueblo, debió acudirse a este con el fin de conocer claramente su voluntad en una cuestión de esa magnitud. Así, revestidos de la autoridad necesaria para abordar un problema tan delicado como es el que se ha planteado y decidido sin la asistencia de la opinión del vecindario, hubieran podido los representantes del Municipio de Alza en el caso de que aquel se pronunciara por la fusión, acudir a San Sebastián con la firme convicción de que en las deliberaciones que han tenido lugar en la Casa Consistorial de dicha ciudad, reflejaban el criterio de sus administradores. No han estimado pertinente seguir ese camino, han considerado, sin duda, que su opinión personal sobre un asunto de tanta envergadura como el que da origen a estas líneas, era suficiente para resolverlo en términos que representan la completa absorción de nuestro pueblo por el municipio de San Sebastián, exponiéndose a que el acuerdo sea repudiado por aquel, circunstancia más que probable dejando a la Corporación Municipal en situación poco envidiable.
Hemos comenzado por decir que no podemos adivinar las causas que hayan influido en el ánimo de los tres concejales para concertar un pacto como el que combatimos, interpretando el sentir unánime de la población. ¿Residirán, quizá, en el ofrecimiento hecho por el Ayuntamiento donostiarra de realizar las obras que se enumeran en el acta extendida con fecha once de Noviembre último en la expresada Casa Consistorial? Si así fuera, no atisbamos ninguna otra razón, constituirían la acatación de esta oferta el reconocimiento de una manifiesta impotencia en nuestro Municipio para afrontar problemas como los que parece han inducido a los miembros de la Corporación a sacrificar la personalidad de la Villa de Alza. La circunstancia de que nuestro pueblo se halle aquejado de una ligera enfermedad, como ocurre en otros muchos por razones que están al alcance de todos, no autoriza a los tres ediles para implantar remedios que solo pueden utilizarse en casos extremos, desesperados.
Forzosamente hemos de discrepar del parecer de los fusionistas al juzgar necesaria la conjunción para llevar a cabo los proyectos que abarca el convenio. No es necesario llegar a la desaparición de Alza como Municipio para lograr los fines apetecidos, los recursos de que disponen le permiten realizarlos sin entregar su existencia a nadie. Una inteligente y honrada administración, organizando adecuadamente todos sus servicios, puede resolver necesidades como la que se apuntan el pacto aunque para ello sean precisas aportaciones ajenas.
Con las que se apuntan en el pacto sin que para ello sean precisas aportaciones ajenas. Con las que se obtengan en casa caben desarrollar proyectos como los que por lo visto acarician los componentes de nuestro Ayuntamiento.
En tiempos normales a pesar de ostensibles defectos en la administración, ha introducido en su territorio grandes mejoras, realizando obras de verdadera importancia, sin descuidar los servicios de carácter general. Para ello, no ha tenido [necesidad] de convertirse en un modestísimo barrio como sí sucedería si prosperasen las intenciones de los tres concejales. Afectados por los acontecimientos de la Nación, atraviesa la Villa de Alza un periodo de anormalidad transitoria. Exactamente igual que lo que ocurre en otros muchos Municipios sin que por ello hayan acudido estos al procedimiento empleado por el de esta localidad para resolver las naturales consecuencias derivadas de una conmoción tan enorme como la que ha experimentado todo el país.
Una población de envidiada riqueza agrícola, importante comercio e industria progresiva, poseyendo más de 5.000 habitantes y un territorio extenso con saneadísimos ingresos, que pueden aumentarse mediante la creación de arbitrios equitativos; en una palabra, un pueblo de vida propia, independiente, que pendiera llegar a la categoría de espléndida mediante una honorable administración, no puede, no debe desaparecer perdiendo su independencia mantenida más de un siglo sin que concurran circunstancias gravísimas que aconsejan la adoptación de unas medidas tan extremas como la que sirve de base a la opresión, compartida esta última por la inmensa mayoría del vecindario. Créanos los señores que integran el cabildo municipal su decisión en el asunto que se debate ha herido de tal forma los sentimientos del vecindario de Alza que si fuera factible apreciarlos en todas su intensidad, seguramente se arrepentirían del proceder que han seguido en la cuestión que nos ocupa. Por ello nos permitimos aconsejarles la suspensión de los trabajos que se vienen realizando en pro de la fusión hasta conocer la opinión del vecindario en asunto tan transcendental.
Si este es favorable a los actos ejecutados por los munícipes, podrían reanudarlos robustecidos en su misión con la voluntad del pueblo, si, como estimamos es contraria necesariamente habrán de ajustarse a esa decisión procediendo en consecuencia.
Hemos expuesto sucintamente las razones que aconsejan el procedimiento a seguir en el gravísimo problema planteado en el Ayuntamiento de Alza y conceptuamos que para la tranquilidad de conciencia de los que lo forman, debería ser observado escrupulosamente. Es el único medio de saber si se interpreta o no el deseo de todos los interesados en la cuestión y los mandatario fieles cumplidores de la misión que se les tiene encomendada, antes de seguir adelante en la tramitación de un asunto de capitalísima importancia para los habitantes de Alza de vida a muerte, están, a nuestro juicio en la obligación de convocarla. En virtud de cuanto acaba de consignarse Suplican a V.S. se sirva tener por presentado, en tiempo y forma nuestra oposición al acuerdo de fusión de los Ayuntamientos de San Sebastián y Alza, concertada entre ambos, decretando se lleve al cabo en el vecindario del último el plebiscito de que se ha hecho mención precedentemente, al objeto de conocer su oposición en el asunto obrando con arreglo al resultado de aquel, y para el inesperado caso de que no juzgara pertinente la propuesta, unir al expediente este escrito con el fin de que por la autoridad encargada de resolverlo en definitiva se tenga conocimiento de los legítimos deseos de la inmensa mayoría de nuestra Villa. Dios guarde a V.S. muchos años para bien de España.
Alza a 5 de diciembre de 1939. Año de la Victoria.”