Hay que ver cómo es la vida
Antonio Dávila
Que suerte tienen algunos
cómo les trata la vida,
como si fueran tribunos
de la Roma revivida.
En colegios elitistas
estudiaron desde niños,
se hicieron economistas
con masteres en lampiño.
Manejan, juegan, constriñan,
sin respeto ni encomienda,
ahítos de hacienda y rapiña
no hay un dios que les reprenda.
Licenciados en avaricia,
lucen trajes regalados,
se rebozan de codicia
y márgenes desaforados.
Originaron los trances
que nos traen hoy de cabeza,
con el mana de sus balances
van engendrando pobreza.
Otros por su humilde cuna,
por divina providencia,
tal vez la diosa fortuna
fue quién dicto la evidencia.
De sufragar los estragos
que estos soberbios causaron,
doctores en malos modos
de la escuela de Chicago.
Gentes a las que despojan
por la maldita hipoteca
y a sabiendas las arrojan
a sufrir en las cunetas.
Nos dicen con diplomacia
que aguantemos la jodienda
mientras ellos, verbigracia
se atiborran de prebendas.
Dicen sin ningún rubor
sin ponerse colorados
que no tengamos temor
y que estemos preparados.
Que nos guiara un mandatario
como dios manda y ordena
¿donde andará ese notario
que nos quitará las penas?
Son más de cuarenta mil
los millones de carencia
buscando están el carril
que nos dé la transparencia.
Sin contar con los cabildos
solo se les ha ocurrido,
subir ivas, bajar sueldos
que nos dejan, ateridos.
Para que la gente entienda
a un buen juez han condenado,
y ha inspectores de hacienda
sin porqué, han degradado.
A una que con Gescartera
las tubo tiesas y duras
le han puesto nueva guerrera
limpia y sin abolladura.
En este pueblo avezado
hay un sin fin de aficiones
y una más ha ideado.
El buscar esos millones.
Se oyen voces susurrando
entre los tales y cuales
con el índice apuntando.
Los paraísos fiscales.
Ciudad Real, Castellón,
gurtel, carreras de coches
el papa, con su afición
gastando el troche y el moche.
Soldadas de diputados,
consejeros y pudientes,
sus yernos y sus cuñados
sus métodos indecentes.
Legislan las pastorales,
en paro, cinco millones
y esas leyes laborales
que nos llenan de aflicciones.
Espero que en este sendero
de recortes y abstinencia
entre los pasos obreros
camine usted, excelencia.