«aiuntados en el campo
de Estibaus segun que lo havemos de uso de costumbre de nos juntar...» (Altza, 1390)

Sasoategi (Molinao)

Iñigo Landa

Desde la antigüedad las vías de comunicación han cruzado y organizado de lado a lado el espacio altzatarra, un espacio profundamente humanizado a lo largo del tiempo, superponiendo nuevas intervenciones sobre otras, y que ha hecho que sea muy difícil la pervivencia hasta nuestros días de muchos testimonios históricos y arqueológicos. Pero estos existen, y merecen ser tomados en consideración y protegidos.

Podemos empezar por el tramo de camino que une Txipres con Zillargillene, camino en el que a finales del XIX el historiador y cronista de la provincia Pedro de Soraluce y otros creyeron ver en él un resto de la vía marítima de Agripa, una hipótesis que no ha podido ser corroborada, pero que en tiempos medievales, en 1425, aparece citado como “el camino hacia Chipres”   demostrando documentalmente su antigüedad. El caserío Txipres y su arquitectura medieval cuentan en la actualidad con la merecida protección, pero el camino, que es parte consustancial de él, no. Este camino en su parte baja, junto a Zillargillene, enlaza con la cuesta de Gazteluene, tramo que sin duda formaba parte del citado “camino hacia Chipres” citado en 1425 y que enlaza directamente con el camino de largo recorrido que va de Oiartzun a Donostia atravesando la que se conocía como Sierra de la Magdalena, entre el actual San Marcos y Txoritokieta. Esta ruta, según la historiografía clásica, formaba parte del Camino de Santiago.

Generalmente está aceptado que no se puede hablar de un Camino de Santiago, sino más bien de caminos, en plural, ya que el peregrino podía ir eligiendo sobe la marcha su ruta espiritual. En ese largo viaje, -dejando a un lado el atractivo paso por Santiagomendi y el interior, y optando por San Sebastián y la costa-, son tres las opciones que se le presentaban al viajero, a partir de las referencias con que contamos. Ninguna de ellas transcurre precisamente por la actual ruta oficial del camino de Santiago que, atravesando el monte Ulia, desde San Pedro a Sagües, alcanza San Sebastián por la Zurriola -puente construido en 1920-. No hay un solo dato histórico ni historiográfico que justifique este trazado, paisajísticamente, por otro lado, tan hermoso. Las vías habituales serían tres: una que partiendo de Lezo atravesaría la bahía hasta el embarcadero de La Herrera, para continuar por Miracruz; una segunda vía, -que por la calzada de Rentería a San Sebastián, a través de Pontika, Galtzaraborda, Molinao, y Santa Bárbara-, se encontraría en Herrera con la anterior ruta que cruza la bahía; y una tercera que desde Zamalbide atravesaría la Sierra de la Magdalena, entre los actuales San Marcos y Txoritokieta, y por Lau Haizeta se dirigiría a San Sebastián por el puente de Santa Catalina, único acceso seco desde este lado del Urumea a la ciudad. En el trayecto de la segunda opción, seguramente la más utilizada, porque une directamente dos núcleos importantes de población como Rentería y San Sebastián -en el siglo XVI, las Juntas Generales de Gipuzkoa ordenan la reparación de la calzada y del puente en Molinao-, se encuentra un tramo de la calzada histórica, entre la casa Arrieta y el caserío Sasoategi en Molinao, que es parte original de este trazado y se ha podido transitar hasta hace bien pocos años. En la actualidad el camino se encuentra cubierto de vegetación y necesita urgentemente unos trabajos básicos de conservación.

Las referencias cartográficas y documentales de estos caminos son numerosas, pero ahora nos vamos a detener brevemente en unos sencillos pero importantes elementos de las vías de comunicación que merecen ser valorados y conservados. Hablamos de los mojones kilométricos. Uno de ellos, descubierto reciente por miembros de nuestra asociación -en febrero de este año 2017-, lleva la inscripción SS y se encuentra pegante al caserío Sasoategi, en Molinao. Este mojón kilométrico sería parte de la señalización caminera de esta ruta antigua que enlazaba Errenteria y Donostia a través de Santa Bárbara y el camino de la Ermita de Herrera.

Pensamos también que el mojón kilométrico que se encuentra en Lorete, también con la inscripción SS en su frontal, sería contemporáneo al anterior, y serviría de orientación en el camino que va de Averneta, a orillas de la ensenada de Molinao, a Herrera, a través del citado camino de la Ermita.

De factura más reciente, probablemente colocados por iniciativa de la Diputación, encontramos en Altza algunos mojones kilométricos que sobreviven a la presión urbanística, en mejor o peor estado, incluso alguno hemos visto desaparecer en tiempos recientes, como el que había en Herrera junto al apeadero. En la ruta provincial número uno, -tal y como aparece grabado en el mojón kilométrico de Buenavista que indica estar a 5 km de San Sebastián-, encontramos además de este los mojones de Miracruz, a 3 km, en Herrera, a 4 km, en muy mal estado, y el ya citado de Buenavista. En otra ruta, junto al caserío Mirasun, en Altzagaina, encontramos otro mojón que marca la distancia de seis kilómetros a la capital. En esta ruta se encontraba el mojón que hemos visto desaparecer en Herrera con el número 4. El 5 se encontraría a la altura de Roteta, pero de él no tenemos ninguna noticia.

La carretera general, la N-I, abierta a la circulación en 1847, -que corre paralela en el tramo altzatarra al trazado al ferrocarril del Norte que unos años más tarde se construirá para unir Madrid con la frontera francesa por San Sebastián-, transformó radicalmente las zonas a su paso entre Antxo y el Alto de Miracruz, y muy especialmente en Herrera. Testigos de esta carretera son los mojones kilométrico 469 y 470 de esta importante vía que dio lugar a la creación del distrito de Antxo, bordeó la bahía de Pasaia por el sur, creó la plaza de San Luis y gracias al relleno del regato que descendía por la actual avenida de José Elosegi alcanzaba el Alto de Miracruz para llegar a San Sebastián.

Paralelo a la carretera general se construyó el ferrocarril del Norte, infraestructura que necesitó de la construcción del viaducto de Herrera (año 1865) para sortear el brazo de mar que llegaba hasta Errotazar/Txingurriene, puente que representa todo un símbolo para el barrio de Herrera, repetido una y otra vez en su iconografía. La construcción del apeadero y del paso subterráneo en 1932, en sustitución del paso a nivel que se encontraba en su lugar, son parte inseparable de esta importante infraestructura y del barrio de Herrera.

En resumen, estos son los elementos para los que solicitamos la debida protección:

• Camino de Txipres y cuesta de Gazteluene.
• Camino de Santiago por Lau Haizeta y Miracruz.
• Camino de Rentería a San Sebastián por Molinao, especialmente el tramo original entre el caserío Sasoategi y Arrieta, y el camino de la Ermita.
• Mojones kilométricos: Sasoategi, Lorete, Buenavista, Herrera, Miracruz, y Mirasun.
• Viaducto del ferrocarril en Herrera, el apeadero y el paso subterráneo.