La huella de Dominica Irigoyen
Iñigo Landa Ijurko
Leemos en una crónica de La Voz de Guipúzcoa publicada el día de Navidad de 1907 que, en la noche del 23, cuando la joven Dominica Irigoyen regresaba a su casa en Amara Viejo por la calle Larramendi, oyó lo que parecía ser el llanto de un niño. Se acercó, y entre un montón de piedras encontró una “preciosa y robusta niña“, que estaba “envuelta en lujosos pañales“.
La primera reacción de Dominica, “una joven de la clase humilde“, madre de un niño de pocos meses, fue darle pecho a la pequeña. A continuación, acompañada de un hermano casado, barrendero municipal, con quien vivía, se dirigió a la inspección de policía a dar cuenta del hecho. Mientras la policía y el juzgado iniciaban las formalidades, Dominica se hizo cargo del cuidado de la niña, al menos, durante aquellos primeros días navideños. (más…) »