Censo electoral de 1894
Iñigo Landa
En la Colección Local tenemos un documento muy interesante que nos permita hacer un retrato de la población altzatarra a las puertas del siglo XX. Se trata del Censo Electoral de la Provincia de Guipúzcoa de 1894. El término municipal de Altza aparece dividido en dos distritos electorales, Concejo y Ancho. El distrito de Ancho contemplaba las zonas de Herrera, Oleta, Buenavista, Eskalantegi y Molinao, quedando el resto de barrios dentro de Concejo.
Esta relación de vecinos electores tiene sus limitaciones: sólo son incluidos en el censo electoral los varones mayores de 25 años, por lo que las mujeres quedan fuera lista. A pesar de eso, los datos que nos proporciona son muy interesantes: nombre y apellidos, edad, domicilio, profesión, si es elegible para cargos municipales y, por último, si sabe leer y escribir.
El número total de electores es de 466, 291 de Concejo y 175 de Ancho, siendo la edad media de 42 años.
Del documento podemos extraer una relación completa de las casas altzatarras, ya que el domicilio no viene dado por el nombre de la calle como en la actualidad.
En cuanto a leer y escribir hay grandes diferencias de un distrito a otro. En Concejo, el 75% no sabe leer y escribir, mientras que en Ancho se reduce a la mitad, cerca del 39%, siendo la media de Altza del 61%.
Un dato muy significativo es el que se refiere a la profesión: la mitad de los censados aparecen como “Labrador”, 232 exactamente, seguido de “Jornalero” 91, “Empleado” 27, “Propietario” 25, “Cantero” 16, “Sirviente” 9, “Comerciante” 8, 5 como “Herrero” y “Tonelero”; 2 como “Alguacil”, “Caminero”, “Carnicero”, “Estibador”, “Maestro”, “Médico”, “Tabernero”; y, por último, con un único representante las siguientes dedicaciones: abogado, albañil, alpargatero, capataz, capellán, cartero, coadjutor, cochero, contratista, corredor, depositario, guardavía, herrador, ingeniero, marino, miquelete, notario, sacristán, secretario, vicario, y zapatero.
Una magnífica fotografía de una población y un territorio en rápida trasformación ya a finales del siglo XIX y en la que asoma con fuerza el Altza urbano que conocemos.