
Herrera, "el dique del rey" (1-i)
Iñigo Landa, Juan Carlos Echeveste
El siglo XVI europeo es el de la navegación transoceánica y las colonizaciones. El rey Felipe II (1557-1598), en su lucha contra la piratería y la pugna con otras potencias europeas por el control de los océanos, emprendió un gran plan de construcción naval basado en una política de plantíos de bosques de roble, la madera más adecuada para la construcción de los cascos de los navíos [1]. Las disposiciones reales tuvieron un impacto directo en las poblaciones y puertos de la costa cantábrica, incluida Altza. De hecho, Altza, situada en la bahía de Pasaia y con astilleros en las cercanías [2], ofrecía condiciones inmejorables para abastecer a los astilleros de madera de roble.
Sin embargo, aunque las disposiciones reales obligaban a las Juntas Generales y concejos a su ejecución, esta no tuvo lugar sin que las instituciones gipuzkoanas manifestaran su desacuerdo. Concretamente en la Junta de 1564 respondieron de esta manera a los planes del rey: “en esta Provinçia no conviene al servicio de Su Magestad que se tenga la orden en el plantar de robles, la orden que se da por la dicha provisión, ni se podría cunplir ni executar” [3], exponiendo acto seguido los motivos: la Provincia es pequeña y hay poca tierra, y “tiene mucha población e está fundada sobre herrerías e labranca e crianca e tratto de mar“. Por esa razón, en un territorio como Gipuzkoa, con una economía sustentada en la industria, la agricultura, la ganadería y el comercio, no había espacio en sus montes para plantar robles destinados a la construcción naval. (más…) »