Del Centauro a Gazte-Leku (1): Santa Bárbara y Roteta
Antxon Alfaro
La pequeña historia de los centros juveniles Centauro y Gazte-Leku está unida principalmente al desarrollo de las barriadas altzatarras de Santa Bárbara y Roteta y a la labor que realizaron miembros de la orden religiosa católica de la Compañía de Jesús, conocidos comunmente como jesuitas.
En el año 1951, con el proyecto de construcción de la barriada de Santa Bárbara se da inicio al desarrollo urbanístico de esta zona de Altza. [1] El promotor fue José Gurruchaga y encargó el diseño del proyecto al arquitecto Pablo Zabalo. El Bloque A es el primero que se construye. Tiene forma de U, repitiendo un modelo constructivo presente ya en el siglo XIX, las conocidas como casas de corrala, destinadas a la población trabajadora. [2] Las primeras familias, muchas de ellas migrantes de Extremadura o Castilla, empiezan a vivir en las nuevas viviendas a mediados de la década de los años 50.
Santa Bárbara (Fot.: Fco. Miguel)
Unos años más tarde, en 1958, por iniciativa de los promotores Casares y Cía., se presenta el proyecto de desarrollo de la barriada de Roteta, realizado por el arquitecto Isidro Setien Alberro. [2]
Roteta (Fot.: Félix Iranzo)
Estas barriadas obreras construidas en las periferias de las ciudades seguían la premisa de “primero la vivienda y después el urbanismo”, que era defendida por el arquitecto falangista y primer ministro de Vivienda en el franquismo, José Luis de Arrese Magra. [3]
Santa Bárbara (Fot.: Félix Iranzo)
Corroborando lo anterior, Antonio Dávila recuerda que cuando vino a vivir al bloque C de Santa Barbara, en el año 1957, las condiciones de habitabilidad de las viviendas dejaban mucho que desear. Llegaron a vivir casi un año sin tener luz eléctrica en la vivienda. Las calles no tenían la más mínima urbanización, y cuando llovía se convertían en un auténtico barrizal. Tuvieron que pasar 20 años para que las calles de Santa Bárbara conociesen lo que era el asfalto.
Santa Bárbara (Fot.: Parroquia San Pablo)
Por otra parte, en las viviendas había un alto nivel de hacinamiento. En las mayoría vivían dos o tres familias, y a veces con pupilos. Era la época de los cuartos para toda la familia, los realquilados, la habitación con derecho a cocina…
Roteta (Fot.: Parroquia San Pablo)
Las dotaciones eran también muy básicas: comercios sin especialización alguna, centros escolares en bajos comerciales o bajeras transformadas también en viviendas, y los espacios públicos sin ningún tipo de equipamiento.
A principios de la década de los 60, la construcción de los bloques de viviendas de ambas barriadas obreras está casi terminada. Un gran número de familias jóvenes con sus hijos e hijas las ocupaban.
Roteta (Fot.: Kutxateka)
A este entorno con un marcado carácter marginal, empieza a acercarse el jesuita Ignacio Larrañaga. Su objetivo era realizar una labor “humano-espiritual” [4] entre aquellas familias recién asentadas en esta zona de Altza. Su labor tendrá continuidad posteriormente con el establecimiento una comunidad de jesuitas que van a tener un papel importante en la historia que vamos a ir contando. Pero de esto hablaremos en el próximo artículo.
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Referencias:
[1] CAÑAMERO REDONDO, Antonio: “Santa Bárbara, Roteta, Arrizar, Arriberri, Los Boscos: un estudio urbano y demográfico“. En: Altza Hautsa Kenduz II. Altza: Altzako Historia Mintegia (1994), pp. 49-67.
[2] HERRERAS MORATINOS, Beatriz (2001). Altza Historia y Patrimonio. Altza: Altzako Historia Mintegia, Artiga Bilduma 4.
[3] DIONI LÓPEZ, Jorge (2021). La España de las piscinas: cómo el urbanismo neoliberal ha conquistado España y transformado su mapa político. Barcelona: Arpa.
[4] OLEAGA, Javier: “Diario de la parroquia de San Pablo“. En: Altza Hautsa Kenduz IX. Altza: Altzako Historia Mintegia (2007), pp. 185-201.