«aiuntados en el campo
de Estibaus segun que lo havemos de uso de costumbre de nos juntar...» (Altza, 1390)

Este año hemos participado en la actividad denominada Mapa alimentario, una actividad que, impulsada desde el área de educación de Tabakalera, tenía como objetivo reflexionar por medio de la elaboración de mapas históricos y actuales sobre las transformaciones vividas en nuestro entorno en la producción y comercialización de productos alimentarios. Uno de los aspectos trabajados ha sido el referido al pequeño comercio de este sector, un sector que ha tenido y tiene una gran importancia en la vida comunitaria de nuestros barrios.

Para documentar la época anterior al gran desarrollo urbano de mediados del siglo XX, hemos recurrido a los anuarios comerciales disponibles en la Colección Local por la información detallada que ofrecen del conjunto de Altza. Para tiempos más recientes, sin embargo, el trabajo se complica por la proliferación de barrios y el crecimiento demográfico en la década de los 60 y siguientes, por lo que hemos optado por a acercarnos a conocer algo más en detalle uno, Bidebieta, una realidad que a pesar de su singularidad puede ser extrapolable a otras barrios de nuestro entorno.

Para ello, hemos contado con la ayuda de Pili Laskarai, vecina de Bidebieta y tendera del barrio. Gracias a su experiencia y sus recuerdos hemos podido elaborar un sencillo mapa comercial del barrio a partir de los datos que nos ha proporcionado.

Antes de la construcción del Polígono La Paz, las compras se podían hacer en el Alto Miracruz, en alimentación Galardi, hoy bar Agarre, que también vendía tabaco; unos años más tarde se abrirá alimentación y comestibles Álvarez, frente a La Asunción. Más abajo, donde se encuentra actualmente la librería Itxiar, estaba alimentación Maite Peña. El caserío Moneda en aquel entonces era sidrería y posteriormente, hacia 1967, pasó a ser bar. En Gomistegi, en Villa Mari, trabajaba desde 1950 comestibles y carbonería Lorenzo que más tarde, con la construcción de los Doce Apóstoles, pasará a ubicarse en los nuevos bloques.

Con la construcción del polígono surgirán nuevos comercios para satisfacer las necesidades básicas del vecindario; prácticamente cada bloque contaba con algún establecimiento:

• Bloque nº 1: Almacén de comestibles Lorenzo, en 1967, cuando los primeros vecinos empezaron a vivir en el barrio.
• Bloque nº 2: Alimentación Lorenzo Ultramarinos, 1969/70. Se trasladaron al bloque nº 1 y al nº 2.
• Bloque nº 3: Ultramarinos Peciña, 1975.
• Bloque nº 4: Ultramarinos (autoservicio) Amparo, 1973.
• Bloque nº 5: Autoservicio Marcelino, 1978.
• Bloque nº 6: Tienda de comestibles Teresa Lorenzo, 1978.
• Bloque nº 7: Hiperfruit, autoservicio, y sobre todo frutería, 1988.
• Bloque nº 8: Ultramarinos Carballo (Carmen Atela), 1974.
• Bloque nº 11: Autoservicio Palomero, 1970.
• Bloque nº 11: Autoservicio Juanita, 1967. En la parte alta (primer piso).
• Bloque nº 12: Autoservicio, librería, frutería. 1975.

Por esas mismas fechas, con la construcción de la urbanización de Gaiztarro, abrirá comestibles Rufo, en 1975.

Se construyeron los locales comerciales, donde el Gobierno Vasco montó en 1979 Calsa Comercial, donde actualmente está Eroski. También en los locales comerciales, comestibles Conchi Aduriz, junto al caserío Moneda, en 1983.

Después de los Doce Apóstoles se construyeron nuevas casas en el barrio en las que también se instalaron pequeños comercios: en las Casas de los Marineros, en 1983, primero hubo un almacén de patatas y luego alimentación, de apodo “Patatero” (actual Ogi-Berri, frente al ambulatorio); en las mismas casas, en 1990, se abrió ultramarinos Iñaki (actual Bar Itxaso, también frente al ambulatorio). En los locales comerciales, la tienda de Inés, en 1982, en la parte trasera del actual Hiper Chino.

Puede que esta larga lista que nos ha facilitado Pili Laskarai se pueda completar con algún comercio más, pero es suficiente para dar una idea del peso que tuvieron en nuestros barrios. Desde hace dos décadas, sin embargo, todos esos pequeños comercios han tenido serios problemas de supervivencia y la mayoría han tenido que cerrar ante las cadenas de supermercados y la implantación de grandes superficies en la comarca, pero lo que el pequeño comercio representaba entonces sigue teniendo valor, más aún si cabe, en la actualidad.