De distritos y de barrios
Elena Arrieta Yarza
En la prensa de estos días ha aparecido un artículo anunciando un acuerdo entre los políticos municipales para iniciar el estudio del distrito de Altza después de una consulta a su asesoría jurídica que les ha asegurado que entra dentro del marco legal que se trabaje sobre un único distrito, el de Altza. El artículo, como empieza a ser habitual, no hace ninguna mención a los esfuerzos de la Comisión Ciudadana de Altza.
Que yo recuerde, la formación de una Comisión técnico-política con consulta a la ciudadanía para Altza se aprobó hace casi tres años en un pleno municipal que es el acto de más renombre de un ayuntamiento en el que la corporación “en Pleno” se justifica ante el Pueblo que le observa. Ante la seriedad del acto ¿quién iba a pensar que aplicar la ley en esto de los distritos iba a ser llevado a Pleno sin todos los sacramentos, razones, argumentos, y demás comprobaciones? Entre otras cosas porque nunca se ha hablado de limitar el tema al distrito de Altza sino de iniciarlo con Altza por sus características específicas y establecer unas líneas de trabajo para aplicarlo a las demás zonas de la actual ciudad. Se iba a trabajar en una acción-piloto, objeto de posteriores mejoras y adaptaciones.
El Concejal Ibabe (PNV-EAJ) está contento por haberse alcanzado -a la fecha actual- un mínimo consenso porque la cuestión estaba atascada desde el principio. Es gratificante que tengamos al concejal tan contento por tan poco. Este primer acuerdo, después de tres años de no-gestión ni tan siquiera delimita el ámbito geográfico, algo que dejan asombrosamente para luego. Entre el atasco que parece se produjo al día siguiente del Pleno, los límites del solar sin definir, la distribución del edificio sin fijar, ¿cuándo creen nuestros políticos que podremos entrar a preparar el piso?
Añadamos a la situación que, en paralelo, unos cuantos técnicos municipales basándose en estadísticas y en datos sin ningún rigor, distribuyeron los barrios según unos límites físicos que, incluso en algunos casos, han desaparecido. No han tenido en cuenta ningún argumento antropológico ni sociológico. ¿Cómo se puede comprender que un barrio se limite por hipotéticos límites como las vías del tren o salidas de variantes que ya son calles peatonales y no se tenga ni tan siquiera en cuenta el sentido de pertenencia, flujos de movilidad, relaciones sociales y antecedentes históricos?
Se han saltado la consulta ciudadana, que es opcional aunque evidentemente adecuada en una gestión participativa. Tampoco han visto la necesidad de someter el documento a exposición pública y esto sí que no es opcional porque es el medio por el que la gente podemos aportar nuestras alegaciones. Indican a quienes les quieran escuchar que no se trata más que de un borrador pero no dicen que ese borrador está sirviendo de documento-base para decidir actuaciones socio-culturales, de movilidad y urbanísticas que atañen al día a día de la gente y a su economía doméstica (intervención o no de Parvisa).
Ahora tenemos a Altza, como un barrio con unos límites que parten en tres a Herrera y que, como Larratxo, Arria, etc., son considerados unidades menores que en sí mismas no tienen ninguna relevancia. En el caso de Herrera, pasamos a ser en cualquier caso el extrarradio de un nuevo Miracruz-Bidebieta y de Intxaurrondo.
Desde esta realidad enfocar con seriedad la creación de un Distrito que sirva de punto de partida a otras zonas de la ciudad, no es tarea fácil. El trabajo mediocre, subjetivo y falto de rigor de estos técnicos y la ambigüedad y poca implicación política parece colocarnos contra las cuerdas. Va a ser difícil salir de este impasse pero, desde luego, no es imposible. Al fin y al cabo, el Ayuntamiento de Donostia no tiene que hacer nada más que aplicar la ley. Este primer paso le ha costado tres años pero siempre se ha dicho que el primero es el más difícil.
Elena Arrieta Yarza - Herrera (Altza)