“Alegría”
Txistulari, Mayo-Junio 1928
No recuerdo el año. Tendría entonces el que esto escribe cinco, seis o siete (¿1880?). Era en esa época en que las impresiones originales se graban, penetrando sus líneas hasta lo más íntimo del alma, para quedar allá en surcos que nunca se cubren e iluminados para siempre. El hecho que con esas palabras quiero recordar no podía ser más ingenuo. Por ello, sin duda, quedó su memoria en el fondo del espíritu infantil, con fragancia, con vitalidad inextinguibles.
Era el día en que Alza, pequeño municipio que linda con Donostia, celebraba su fiesta. Día de luz, colocado en lo mejor del año, cuando no se ha extinguido aún el aroma de los herbales en flor recién segados, ni el rumor grato de los cánticos campesinos de la noche de San Juan, iluminada por las fogatas tradicionales. Era el día de San Marcial, 30 de Junio, en que Alza celebra la solemnidad de su celestial patrono, con algarada, con estrépito incomparable. No he olvidado todavía el pánico con que veía llegar el instante solemne de la consagración de la misa parroquial en el pequeño templo de la villa, radiante de luz, abarrotado de gente, que parecía venirse abajo ante los formidables estampidos de la pólvora de máquinas detonantes colocadas en las puertas del santuario para mayor recogimiento, sin duda, de los fieles. (gehiago…) »