Florencio Mocoroa en Altza: San Antonio 13,15
Iñigo García Odiaga
Iglesia y vivienda del Capellan. Beti Ona - Madres Mercedarias de San José - San Antonio 13,15 Donostia
El eclecticismo decorativo de esta pequeña iglesia, contrasta con la rotundidad monumental de la torre campanario que recoge la expresividad del conjunto respondiendo a un estilo muy del gusto de las arquitecturas fascistas europeas.
Este edificio es uno de los pocos de carácter público que realizó Mocoroa a lo largo de su trayectoria profesional. En 1935 había realizado ya una iglesia en el barrio de Loyola, de corte ecléctico e historicista, aunque con una arquitectura muy modesta, presumiblemente forzado por la escasez de presupuesto, rematada con acabados en revoco pintado y decoraciones molduradas añadidas a la fachada.
El proyecto para la Iglesia de San José y casa sacerdotal, sigue los mismos planteamientos generales, los paramentos enlucidos y pintados se apoyan en un zócalo de mampostería, y todos los huecos, y quiebros de la fachada se rematan con molduras en piedra, lo que genera una gran profusión decorativa.
Lo más destacable de este edificio, es su complicada implantación en la parcela, dado el gran desnivel transversal que esta presenta. El proyecto presenta una planta a la calle San Antonio, mientras que su acceso desde el alto de Miracruz se enfrenta a un alzado de dos plantas, de gran altura cada una, apoyadas sobre un zócalo de aproximadamente tres metros, introducido para asumir el desnivel longitudinal de la parcela.
El recurso utilizado para asumir y articular este salto, viene determinado por la inserción de una torre campanario, una pieza volumetricamente depurada, acabada en mampostería libre de formato rectangular, que cose verticalmente el edificio, y que desde el punto de vista funcional resuelve la conexión entre las diferentes plantas.
La potencia formal de esta pieza, le otorga todo el carácter representativo del edificio, situación que se ve enfatizada, por la colocación en su final de una cruz, que aparece girada, haciendo un guiño a la doble posibilidad de acceso que articula.
Esta pieza de gran monumentalidad recuerda en gran medida los monumentos proyectados por los arquitectos del “fascio”. Es curiosa la relación entre Mocoroa y uno de estos arquitectos; Pedro Muguruza Otaño, profesor en la escuela de arquitectura de Madrid y de origen guipuzcoano; autor de obras que guardan una gran relación con la que nos ocupa, como son el Sagrado Corazón de Bilbao; el Valle de los Caídos en el Escorial o el Sagrado Corazón del monte Urgull en San Sebastián.