La casa del Apeadero, otra pieza de la historia reciente que desaparece
Elena Arrieta Yarza
En la noche del 5 al 6 de Octubre de este glorioso -para Herrera- 2010 ha desaparecido la casa del Apeadero de RENFE. Con ese buen hacer cotidiano de quien vela por nuestro bienestar. RENFE o ADIF, ADIF o RENFE (sólo cambia el nombre, sin evolución, siempre “al servicio del usuario”) ha decidido por lo visto, derribar o dejar derribar una bonita casa que no molestaba a nadie y que en un barrio como Herrera podría haber tenido -si no la querían- un uso social, porque al fin y al cabo, RENFE somos nosotros ¿o no?
Se supone que las nuevas líneas de tren que, a decir de los políticos “son imparables” tendrían que desahogar las actuales vías con lo que derribos como éste tienen aún menos justificación.
Hace dos días estuvimos algunos vecinos en el Ayuntamiento, con el Alcalde y algunos de sus Concejales; hace dos semanas, la visita fue a la Diputación, con las personas responsables de Movilidad y de Carreteras. Ninguno sabe nada; ninguno reconoce nada… Todo está en proyecto… no saben lo que hace Euskal Trenbide Sarea… eso dicen y nosotros no lo creemos. Y no lo creemos porque después de que nos reciben en unas instalaciones públicas, con más que buenos decorados, nos miramos entre nosotros “¿qué nos han dicho?” Nada coherente; nada que coincida con lo poco que percibimos de unos y otros. Volvemos a nuestro Barrio, miramos a nuestro alrededor, respiramos el aire lleno de polvo contaminado -algo que parece no importar a nadie-, soportamos los golpes continuos de la maquinaria, y las vibraciones y ruidos que provocan. Todo ello de lunes a sábado por la tarde y, a veces, también por las noches. Y ahora, viene ADIF/RENFE, que era el único que faltaba en este desastre descoordinado, y de noche, sin aviso, derriba la casa del “Kaxetero”.
Han pasado sólo un par de años desde que el Ayuntamiento donostiarra hizo a ADIF/RENFE el gran regalo del muro de contención con el que no podrían haber soñado nunca. También hicieron desaparecer el mojón de Altza que estaba en el murete de la casa, con un asiento, y de nada sirvieron las reclamaciones que hicimos. Al fin y al cabo, no es algo relevante para su perspectiva de ciudad. El ascensor que hemos pedido para servicio de, no sólo Herrera, sino Roteta, Oleta, etc. no se puede hacer porque ADIF/RENFE “no autoriza”. También hicieron entonces la mitad de una acera que no llega a ninguna parte. La otra mitad, no se podía hacer, porque RENFE no les dejaba. Aquí tampoco sirvieron nuestros lógicos argumentos de que una acera hay que terminarla para que llegue a alguna parte. Ahora, la mitad construida está cerrada, deteriorada y un cartel nos obliga a que nos lancemos a la carretera y alcancemos un terreno particular, también sin acera; eso si conseguimos salvar la piel en el intento.
Faltaba sólo ADIF/RENFE para hacer lo que le daba la gana en la zona del apeadero, porque en la zona de Arrubi ya lo hace. Y ya ha llegado. Hace unos años construyó una caseta para no sé qué maquinaria “importantísima”, junto a la cubierta protectora de la dirección Irún. Cuando intentamos parar el desatino se nos dijo que el Ayuntamiento lo había autorizado. El Ayuntamiento contestó que lo había hecho porque “no parecía molestar a nadie”.Claro está, añadieron ante nuestros argumentos, que no se habían dado cuenta de la casa que había justo detrás y que, desde luego, no lo habían hecho con mala voluntad.
Posiblemente puede parecer que es ir un poco demasiado hacia atrás pero es vital para entender lo que está pasando ahora. El ninguneo es el de siempre, y también lo es la indiferencia hacia todo aquello que se interponga -según su criterio- en la línea que estas instituciones se han trazado.
Si hace cuarenta años perdimos una gran parte de nuestra identidad, en los últimos años nos han hecho un barrido absoluto. Este verano oí a un catalán -a lo mejor fue el único turista que nos visitó- asomarse a un balcón y exclamar “¡Vaya! ¡si ha desaparecido el barrio!” Seguí con mi mirada lo que él estaba viendo en ese momento y, efectivamente, daba esa impresión. Lo que el turista no sabe y las instituciones que intervienen aquí, -que son todas- tampoco, es que ya les va a costar que dejemos de insistir.
La Diputación, el Ayuntamiento “no saben” lo que pasa en Herrera mientras autorizan con un cheque en blanco cualquier intervención en nuestro Barrio vulnerando los más elementales derechos de la gente a vivir con una cierta tranquilidad dentro de un recinto de obras. Y les da lo mismo…
Así que, adiós a una bonita casa que nos hacía recordar aquellos concursos de apeaderos adornados que ganaron premios en Herrera; adiós al mojón de Altza y ongi etorri la incertidumbre desde las instituciones y una cierta esperanza y ánimo desde el vecindario.
2010, Urriak 14
Arrazoi duzu, Elena, baina badakizu zer gertatzen den gaur egun agintzen duen Donostiako udaletxeko jendearekin: gehiago bizi dela Europara emana, bere auzoetara baino. Jarrai zeure bidean. jmi.