Norberto Chiapuso
Ángel Calvo
El pasado verano falleció Norberto Chiapuso, vecino del barrio de Loyola que tuvo una buena relación con AHM.
Fue restaurador en el Museo de San Telmo y sus aficiones estuvieron muy ligadas a su profesión. Coleccionaba de todo, monedas y billetes, sellos, postales, fotografías, etc.; colaboraba con diversas asociaciones como la Belenista, con la Parroquia de su barrio, con Tele Donosti,…. Y con todo el que se lo pedía su disposición era excelente.
Persona afable y siempre dispuesta a compartir sus conocimientos, a nosotros es decir a AHM entre otras cosas nos cedió en varios tomos el Inventario Documental del Marquesado de San Millán, “San Milián” como él lo llamaba, y además toda las información que disponía sobre dicha familia que entre otras muchas propiedades que poseyó durante varios siglos, se encontraba la Ermita de Uba y algunos caseríos de nuestro entorno.
En una inolvidable excursión nos enseñó el Santuario de Loyola como sólo podía hacerlo una persona que había estado un tiempo trabajando en su restauración. En dicho día en Lasao (Cestona) visitamos el Palacio de los Marqueses de San Milián y pudimos contemplar su mausoleo además de conversar con sus cuidadores.
Acudía siempre que podía a las presentaciones de libros de AHM.
Pero personalmente como mejor le recuerdo es en la romería de Uba. Cada Lunes de Pascua de Pentecosés acudía puntual a su cita. Junto don Fernando Garijo párroco de Loyola hasta hace cuatro años, fueron los encargados de mantener esta hermosa tradición.
Se encargaba de traer la imagen de la Virgen en la pequeña capillita que antaño visitó los caseríos de la zona y que Norberto restauró, y también llevaba las estampitas de la Virgen que los romeros recogían al salir de acto, tocaba la campana avisando del acto, y contrataba a la trikitixa que amenizaba el fin de la función. Y al final recogía todo y hasta el año siguiente.
No me cabe la menor duda que este próximo 25 de abril te echaremos mucho en falta.
Hasta siempre Norberto.
2011, Azaroak 12
Era mi tío y le echo muchísimo de menos. Le sigo queriendo como siempre, como si estuviera entre nosotros. Su recuerdo no me produce dolor, ni tristeza…Lo que siento es añoranza, por supuesto amor, ternura… y, curiosamente, siempre una sonrisa.
Tío, te quiero!