Javier Cantera
Para algunas personas este ingenio es muy familiar porque lo han conocido instalado en su casa, seguramente hace ya bastantes años. Para otras es un aparato eléctrico antiguo o no sabrán muy bien qué es. Pues bien, se trata de la primera generación de interruptores que irrumpió en las casas y a los que comúnmente se les llamaba “llave” o “llave de la luz”. Sin embargo, su nombre completo era “interruptor de lazo” debido a la forma de la manilla de accionamiento. Estaba construído de porcelana y latón y la luz se apagaba y encendía girando la manilla. Tenía de compañeros de instalación a otros ingenios, también de porcelana y latón, como los “plomos” o portafusibles, los enchufes de contactos torneados y bien a la vista (ojo, no tocar), los portalámparas, y cómo no, aquel “cordón de la luz” constituido por dos cables recubiertos de goma y algodón, trenzados entre sí, y sujetos con unos pequeños aisladores de porcelana. Ah! Falta el protagonista principal, la bombilla, que daba una luz amarillenta pero cómoda y agradable. (gehiago…) »